Alejandra Ruiz
Por Alejandra Ruíz Lladó I. La habitación impropia Podría afirmarse. Las palabras de amor envejecen ─monedas de cuño gastado, que pierden, por su uso, gran parte de su valor─ con más velocidad que las palabras que dicen las tristezas de la vida, las que adjetivan los matices trágicos o se aproximan, en cierta medida, a lo indecible del horror. Si tomamos un fragmento cualquiera de La llama doble[1], la voz
Si algo nos enseñan las psicosis y el autismo es que hay muchas cosas en este mundo que nuestros ojos no pueden ver ni nuestros oídos escuchar allí mismo donde suceden: ¿qué micrófono, en la era de la electrónica, podría permitirnos oír esa voz que persigue a un sujeto al mismo tiempo que le permite seguir con vida? ¿Qué cámara captaría a ese ojo omnipresente mencionado por la paciente esquizofrénica
I ¿Por qué razón el ser humano, en lugar de vivir tranquilo, busca en forma permanente algo para temer, algo para angustiarse, fantasmas, posesiones, presencias, muertos mal muertos que vuelven reclamando venganza o buscando a la amada? Si, como querían los utilitaristas, sólo lo que es útil es bueno y, por lo tanto, el valor de la conducta está determinado por el carácter práctico de sus resultados, ¿por qué el
I Par quelle raison l’être humain, au lieu de vivre tranquille, cherche de manière permanente quelque chose à craindre, quelque raison pour s’angoisser, des fantasmes, des possessions, des présences, de morts mal morts qui retournent en réclamant de la vengeance ou en cherchant l’aimée ? Si, comme les utilitaristes le voulaient, seulement ce qui est utile est bon, et donc, la valeur du comportement est déterminée par le caractère pratique
Reseña del libro de Jorge Baños Orellana: La novela de Lacan. De neuropsiquiatra a psicoanalista, Ed. El cuenco de plata, Buenos Aires, 2013 La novela de Lacan… nos presenta, ya desde su cubierta misma, una novedad. Un Jacques Lacan joven nos mira desde un encuadre ligeramente descentrado, quizás anticipando la perspectiva que se desplegará a lo largo del texto. El enigma que nos conmina a la lectura es conciso y
Conversación con Héctor Yankelevich acerca de la actualidad de Lo imposible de traducir, diecisiete años después de su presentación. Ilda Rodriguez: En Lo imposible de traducir[1] usted plantea que la transmisión del psicoanálisis está atravesada por la escritura de Freud y los efectos de sus traducciones al inglés y al francés. ¿Podría decirse que hay una “lengua psicoanalítica”? Y si así fuera, ¿cómo se articula con la traducción?
Alejandra Ruíz: Dice Lacan en su seminario sobre la ética del psicoanálisis: “Si siempre volvemos a Freud es porque él partió de una intuición inicial, central, que es de orden ético. Creo esencial valorizarla para comprender nuestra experiencia, para animarla, para no extraviarnos en ella, para no dejar que se degrade”. El retorno que Lacan hace sobre Freud, por ser algo diferente que un simple retorno, incluye también algunas operaciones
“¿Cómo analizar a un niño cuando es objeto de abuso por parte de un adulto?”, se pregunta Alba Flesler. Dos extremos implican riesgos de similar envergadura: por un lado, que el analista suponga que la abstinencia es lo mismo que la inoperancia o el desentendimiento y no advierta que a veces es preciso intervenir en lo real. Por otro, “que releve al abusador de su responsabilidad, haciendo recaer sobre el
Algunas preguntas formuladas a Erik Porge[1] Entrevistado por Alejandra Ruíz Alejandra Ruíz: ¿Cómo han definido, en el Manifiesto por el psicoanálisis, los momentos cruciales para el porvenir del psicoanálisis? Erik Porge: Primero nos reunimos para redactar un manifiesto que se alzara contra el proyecto de ley que apuntaba a crear un título de psicoterapeuta, y hemos lanzado el petitorio en febrero de 2004. La ley finalmente fue votada en
Por Alejandra Ruiz Recuperando el valor de algunos planteos nodales hechos por Freud, Anabel Salafia inicia su argumentación mencionando que, una vez atravesada la metamorfosis de la pubertad, el sujeto habrá de decirse de uno o de otro sexo. La función de la mascarada, aludida por Lacan en La significación del falo, sitúa la cuestión en el “juego” de los sexos, cuestión que conlleva la creación de un semblante masculino